Si cuando éramos adolescentes nos hubieran dicho que uno de los Ramones iba a tocar en nuestra querida zona sur, la risa más potente se hubiera escuchado hasta en la mismísima Queens natal de nuestros queridos Fast Four. Pero la vida pasa, y los sueños están para cumplirlos: la Gabba Gabba Fest trajo una vez más a CJ Ramone a las tierras sureñas que alguna vez supo transitar el genial Dee Dee Ramone.

Así las cosas, desde temprano ya había gente en los alrededores de White Vinyl, que se vistió de gala para recibir a quien fuera parte fundamental del renacer de los Ramones a fines de los 80s y mediados de los 90s. La ramonesmanía parece haber sido un virus sin fecha de caducidad, ya que cada vez que un ex integrante de la banda ofrece un concierto en Buenos Aires, el show y todo lo que lo rodea se convierte en una verdadera fiesta.

Luego de la apertura de la noche, a manos de varios grupos locales, fue el turno de Jiro Okabe, este simpático oriental que la rockea como un campeón y tiene en Alex Kane a un guitarrista excelente que se roba el show. Con sonido un poco bajo, y con muchas reminiscencias a varias viejas bandas de Los Angeles, dieron un gran espectáculo entre temas propios y covers de Ramones (pocos reconocieron “Smash You”, glorioso B-Side de “Howling At The Moon”)

Los longevos Mal Momento Oficial, con disco nuevo bajo el brazo, dieron su show repleto de clásicos (“A dónde fuiste”, “Corazón Negro”, “El diablo en el bar”, “Bar Extraño”), presentaron temas de “Mi corazón es una manzana podrida” con un Hermann verborrágico como de costumbre y dejaron en claro que además de ser uno de los históricos del punk argentino, tienen cuerda para rato.

La cereza del postre, de la fiesta que además sirvió para la presentación de la tienda virtual de Under Style UST, fue un set totalmente compacto y demoledor de CJ y su banda. Al mejor estilo Ramones, casi sin pausa entre canción y canción, desgranó una retahíla de temas que abrieron con el sempiterno “Durango 95” enganchado con “Let’s dance”. Temas propios como “Understand Me”, “yeah Yeah Yeah” sazonados con lo mejor del repertorio de su ex banda (“Rock N Roll Radio”, Psychotherapy”, “Strenght to Endure”, ·I wanna be your boyfriend”, una versión rockera de “Baby I love you”, la dupla “Shock Treatment”/”Rock N Roll High School”, el homenaje a Johnny Thunders de la mano de “Chinese Rocks” y una gema como “Outsider”, entre otros).

Para el final, se guardó una seguidilla que dejó extasiados a todos: “Do you wanna dance?”, “The KKK took my baby away”, “California Sun”, “Commando”, la increíble “My brain is hanging upside down (Bonzo goes to Bitburg”) y el seminal “Pinhead” con TODOS gritando “Gabba Gabba Hey!”. Pero cuando ya la mayoría estaba al borde del colapso, la banda volvió a salir y arremetió con un bloque de bises que incluyó himnos como “Judy is a punk” y “Sheena is a punk rocker”. No hubo tiempo de más, la fiesta había terminado y había que juntar las partes para volver a casa. Una noche mágica, como en los Obras de los 90s, como cuando éramos jóvenes y solamente nos importaba andar entre amigos y adorar a esos 4 locos de Forest Hills llamados The Ramones.

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